Crianza en el interior de Paraguay

Este hermoso fin de semana fue un descanso obligado. Mi compu no prendió más y hasta el momento sigo sin recuperar el trabajo de la semana. Ahora, en la compu de Jade, me nace pensar en Jade y en su entorno, el campo. En corto tiempo, ya puedo enumerar las primeras ventajas de criar a mi niña de forma más coherente con la naturaleza.




Nuevo idioma: Mi pequeña está aprendiendo a hablar el guaraní. Lo da en la escuela pero el aprendizaje se está dando con las amigas de la cuadra. Ella aprende y me contagia las ganas de aprender. En Paraguay, saliendo de la capital, la comodidad para expresarse se apoya en este idioma. Mis vecinos no suelen encontrar la palabra en español, pero el adjetivo perfecto calza siempre en guaraní. En la casa, Amadeo también nos está enseñando de a poco, con calma, introduciendo palabras o frases.

¿De dónde viene la leche?: Cuándo tenía 6 años, la maestra me preguntó de dónde sale la leche. De la despensa, fue mi primera respuesta. No lo olvido porque hasta el día de hoy es la burla de mi familia. Pero bueno, a mi favor diré que en Buenos Aires nunca había visto una vaca siendo ordeñada, no estaba familiarizada. Mis vecinos tienen vacas y diariamente Jade es testigo de las tareas de ordeñe y alimentación. La observación sobre el origen de las cosas se extiende al huevo, la carne, los frutos, las plantas…  

Responsabilidad: Desde que tenemos los pollitos, aunque ya dejaron de serlo, se levanta tempranísimo para ir a verlos, les pone la comida y también riega las plantas aunque termina regándose ella misma. Ojo, por voluntad propia, eh!! Así de simple. Hacerlo se transformó en una actividad que espera con ansias y realiza con placer.

No está sola: La vida en departamento es un poco solitaria para los niños. Lo sé por experiencia. No hay mucho tras esas paredes y salir a la calle conlleva algunos riesgos. Aquí no. Yo estoy tranquila con mi hija en el patio, mi calle es de tierra y hay niños enfrente y al lado. Temprano se buscan y arman el grupo de juego. La soledad no está ni cuando hace las tareas. Igual nos sigue pidiendo el hermanit@.


Aire libre: Ya no más acomodarse a pequeños metros cuadrados y tener que aprovechar cada centímetro. Es tiempo de sentir el aire que corre, chau energía estancada. Jade se trepa a la muralla, corre por el pasto y aunque tiene su tiempo tecnológico, éste es mínimo. El 70 por ciento de la actividad está al aire libre.  

Espacio: Lo que me da la pauta que en el campo hay más hijos y no por falta de tele, como dicen por ahí, sino simplemente porque se puede, porque hay espacio, porque no estamos todos atascados chocando cada dos por tres, absorbiéndonos de más. Quizás hasta le cumplamos el pedido a Jade y expandamos la familia…  

Tranquilidad: Me gustan los tiempos del interior, así, desacelerados. Me costó adaptarme, pero a mi hija no. La menor cantidad de ansiedad que se palpa en el ambiente se refleja en los rostros de los padres que se traduce en los juegos de los hijos. Son los tiempos de la naturaleza los que se imponen. Y ella corre durante el día y duerme durante la noche. El torbellino a la hora de dormir se redujo bastante.  

Alimentación: En casa tratamos de comer sano. De hecho, y algo que me gusta mucho, es que en Cabañas no existen cadenas de comida rápida. Simplemente, no existen…  


Efecto sorpresa: Un tatú bolita adentro de la mochila del papá y una familia de búhos en la Chiripiruna, fueron algunas de las sorpresas más divertidas que se llevó Jade. La naturaleza y sus momentos inesperados.  

Seguir el instinto: La razón más importante para mí, ya Jade más adelante dirá sus prioridades. Salir un rato de la carrera y encontrarse con la calma para escucharse a uno mismo. Me gustaría que Jade crezca siguiendo su instinto. En un sistema tan estructurado y fortalecido como el que impera en la ciudad, creo que a veces es difícil seguir esta ley espiritual. De adentro para afuera. En realidad, creo que con eso basta, todo lo demás es valor añadido. No siempre lo hará, pero que sepa que la respuesta siempre está de adentro para afuera. Yo no lo aprendí, estoy trabajando en eso, tras muchas, muchas vueltas y no pocos dolores. Que respete su propia naturaleza desde pequeña, a partir de allí recorrerá sus propios caminos.


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