Mermelada de rosella en una cocina parabólica solar







…Al calentar el agua para el té, revisa que los rayos de sol den en el lugar indicado. Previamente sacó  el pan. Nos está preparando la merienda en su cocina que no es una cocina cualquiera, ubicada afuera de la casa. Y yo me regocijo por el mimo mientras voy a buscar las tazas. La mesa está servida. Té de rosellas, pan integral y mermelada de rosellas. Toco el cielo con las manos. Me cuenta que tiene un pote preparado para nosotros. Al cielo ya lo traspaso…

Eso fue hace poco más de un mes, en Encarnación, cuando tuve la suerte de entrevistar a Olga Samcevich de Ladán. Desde ese día, cada vez que quiero imaginar a una mujer del futuro, su recuerdo me viene a la mente. Olga es una artista plástica premiada y una docente jubilada de alma joven y 83 años. Creo que su mirada fresca nace de la pasión. Cuando habla de pintura o de cocina pareciera que le sube la temperatura del cuerpo y uno aprecia más sus bellos lapachos de acuarela, así como el sabor de la rosella que se disuelve en la boca, un dulce que fue preparado de una manera poco tradicional: en una cocina parabólica solar. Sí. En su patio tiene tres, aparte de un horno solar, un secador y un calentador solar para el baño.  Toda una revolución  ecológica.


“Ah, yo soy una revolucionaria”, confirma cuando rememora como adquirió su primera cocina solar, hace ya veinte años. “Vi una nota en el diario sobre una capacitación del uso de estas cocinas. Y le dije a mi marido que iba a ir. Tomé un colectivo de Encarnación a Asunción para ir a ver de qué se trataba. Para mí, ver eso, fue como ver un acto de magia”.

Desde que adquirió la cocina, usa garrafa solo tres meses al año. Quedó tan fascinada que permanentemente da talleres sobre el uso de artefactos que aprovechan la energía solar. Pero además de promover este sistema, esta hija de colonos europeos trabaja con una red de mujeres con el fin de incentivar el cultivo de rosellas en Itapúa, a la que quieren que se nombre capital de esa flor.  Esta asociación, desde hace 7 años se encarga de organizar una feria anual en la cual se exhiben productos elaborados con la Ibiscus Sabdariffa, su nombre científico. Con los trabajos de promoción, ya son cientos de familias en el Departamento que tienen el arbusto.

Seca y molida sirve para echar en el mate, el concentrado con agua y hielo es un riquísimo jugo, caliente un saludable té, con azúcar se convierte en jalea, con crema puede ser un helado o con harina una galleta. Con eucalipto y miel, un poderoso jarabe para la garganta.

La rosella tiene varios nombres. Yo la conocía como Jamaica. En México es muy popular el agua de Jamaica, junto a la de tamarindo y la Horchata. Es algo que se encuentra en todos los bares, restaurantes, lo vende el que ofrece gaseosas y agua mineral en carrito. Es casi indispensable. Cuando regresamos a Paraguay trajimos unas cuantas flores pensando que aquí no las íbamos a encontrar. Vaya ignorancia.

“Sí”, cuenta Olga. “aquí  crecen muy bien. No necesitan ni abono ni mucho riego. Solo hay que cuidarlas de la excesiva humedad y las hormigas”.

Después, nos muestra sus pinturas y cuenta que ella no duerme la siesta. Que las siestas son para pintar en acuarela. “Yo pinto cuando estoy alegre, cuando estoy triste, cuando llueve, yo siempre pinto porque me hace bien”. Y vaya que se la ve bien. Tan plena que si tengo que imaginar a la mujer del futuro, pienso en ella. Ecológica, creativa, cálida e innovadora.

Ese día, el departamento en Encarnación se nos hizo chico. Queríamos también nuestras propias plantas de rosella.

Gracias, Olga.



Algunos beneficios de la rosella: Tónico cardíaco – Depurativa – Antioxidante – Diurética -  Antiséptica - Reductora de Peso – Antiinflamatoria - Laxativa 

Día 3.

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