Proyecto de migración a la inversa: El desafiante viaje de dejar la ciudad



Cuando vivía en el campo, vi como mi vecino se fue desprendiendo de su tierra. En un año lo vi vender primero un lote y luego otro. La última venta la realizó porque quería un futuro distinto para sus hijos. Una mujer le ofreció por cinco millones de guaraníes darle un puesto en la policía a la hija, que acababa de terminar el bachillerato. Él no lo dudó y apostó su última carta, quedándose solo con el terreno donde se levanta su casa. Tras cobrar la suma, la desconocida desapareció de la faz de mi vecino, y él se sintió doblemente estafado: Perdió su tierra y los sueños de sacar a su hija de la vida rural.

Anualmente, crece la tendencia de personas que migran del campo a la ciudad, encontrando, probablemente, más hambre en la urbe. Personas que por generaciones trabajaron la tierra, se quedaron sin más alternativa que emigrar al lugar donde las semillas nunca germinan, a un medio de asfalto. Encontrar trabajo en las afueras de las ciudades fuertes de Paraguay es una verdadera odisea. Por eso, cuando vivíamos en las afueras, no trabajábamos allí. Teníamos que hacer recurrentemente los viajes hasta la capital. Dormíamos en las afueras de la ciudad pero trabajábamos y vivíamos en Asunción. Casi diariamente teníamos que repetir una y otra vez el mismo camino. Nuestra calidad de vida era mil veces superior cuando vivíamos en la ajetreada Ciudad de México, a pocas cuadras del trabajo, sin el estrés del recorrido constante. Con tanto desgaste que nos producía la falsa calma, decidimos que esa vida, así como la estábamos llevando, no era para nosotros.

A partir de esa experiencia nació la duda: ¿Quién puede pegarse el lujo de vivir descentralizado? No faltamos en el mundo los que soñamos con un patio lleno de frutas y hortalizas, donde el pan siempre sea casero y la casa huela a galletas horneadas. Pero ¿cómo hace uno para mantener esa vida? Y peor aún, si uno no tiene idea de cómo sembrar más allá de en macetas para balcón, ¿cómo hace para sobrevivir sin depender todo el tiempo de la ciudad?

Mucha idea no tengo pero sí las ganas de averiguarlo. Creo que hay que darle una oportunidad más a este deseo y para saberlo debo olvidarme por un rato de la capital e integrarme y profundizar más la vida en las afueras. Por eso, he decidido realizar un experimento: pasar 365 días pensando en función a una vida más alternativa: Estudiar la tierra, aprender a trabajarla, producirla, aspirar a lograr el autoconsumo y a generar recursos principalmente en el departamento de Cordillera (donde está nuestra casa) fusionando mi profesión con la vida rural. Sin este último paso el esfuerzo sería incompleto. En este experimento, el éxito de la vida en las afueras se medirá en función a la rentabilidad. Si cierran los números podré ver que hago en el futuro, pero si los números no cierran será decisivo, realmente tendré que dejar la vida rural.

Yo soy periodista/escritora. No soy hija de padres agricultores. No hay más que muchas ideas ilusas y pocos callos en las manos. Tengo ganas de aprender pero no dejar de lado lo que amo. Soy consciente que sin nadie que me pague un sueldo, voy a tener que lustrar más las ideas que me lleven a la libertad.
No va a ser muy fácil. Para realizar este experimento, decidí reglamentar ciertos puntos:
1°: Disciplina: Todos los días debo dedicarle tiempo a la tierra y a la cocina. Aunque no tenga jefes. En estos 365 días todos los días tengo que trabajar para pulir la creatividad y encontrar soluciones.

2°: Ferias: Vamos a estar participando en ferias en Asunción y el interior con nuestros productos. Siempre estamos con el puesto de fotografías y libros y ahora queremos sumar un puesto más, relacionado a la gastronomía y a la vida natural.

FreeLancer: Dado que siempre suelo trabajar como independiente, voy a seguir haciéndolo de la misma manera. Hay cuentas mensuales que pagar. Pero, durante el tiempo que dure este experimento, no voy a tomar trabajos de oficina, con horarios establecidos ni rutinas que saquen tiempo a este proyecto.

4°: Plazo: Tiene que cumplirse el tiempo completo de prueba: 365 días. En casos de viajes (no pueden durar más de un mes), los días ausentes se sumarán al plazo.

La idea de este experimento es comprobar si con los mínimos recursos y experiencia, pero aportando tiempo, ganas e investigación, puedo producir y sustentar la vida en las afueras de la ciudad. Apostar por una alternativa de vida en la que creo. No hay conclusiones porque esto recién arranca. La idea es justamente experimentar.

 Bueno gente, deséeme mucha suerte en este desafío, estoy abierta a todos los consejos que ayuden a sacar adelante este proyecto. Con muchas ganas e ilusión queremos que la respuesta sea positiva, que la vida fuera de la ciudad deje de ser un sueño, que sea posible esta migración a la inversa.

Oficialmente, hoy es el día 1.

2 comentarios :

  1. Son gente capísima, creativa y corajuda...yo creo que su experimento será exitoso!
    Las mejores y más luminosas vibras para ustedes tres y el proyecto familiar.
    No se olviden que tienen un pedacito de familia medianamente cerca, para lo que necesiten, aunque sea para compartir un mate (y que los primos jueguen más juntos!).
    Se les quiere.

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  2. Gracias, guapa!! Sin duda pasaremos rato por ahí y Uds por acá, aprenderemos juntos y compartiremos anécdotas. Abrazos verdes y puros :)

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